Muchos datos proporciona 2 Cor sobre la insidiosa propaganda que los adversarios hacían contra Pablo: lo acusaban de inconstancia (1,15-23), de ambigüedad (1,13-17.18), de no haber sido presentado por nadie (3,1; 4,2), de que su evangelio no es claro (4,3), de que su modo de proceder es incomprensible y ofensivo (5,11-17; 6,3), de que explota a la comunidad (7,2; 12,16), de ser valiente sólo de lejos (10,1.10), de que no pertenece a Cristo (10,7), de que habla mal (10,11; 11,6), de que llegó a Corinto sin comisión de nadie y, por tanto, carece de todo derecho a intervenir en los asuntos de la comunidad (10,13-14), de ser inferior a los apóstoles de verdad (11,5; 12,11), de que no se atreve a dejarse mantener por la comunidad (11,7-12), de que no es apóstol (12,12), de que Cristo no habla por su medio (13,3).
Pablo a su vez polemiza contra ciertos individuos que lo han atacado en la comunidad de Corinto. Son una minoría (2,6; 10,2) que busca provecho personal (2,17; 11,20); se meten en territorio ajeno (10,15-16), se procuran cartas de recomendación (3,1) y se hacen el cartel (10,12.18), presumen de apariencias (5,12) y por otros motivos (11,12), especialmente de su origen judío y de su dedicación cristiana (11,18-23), de sus experiencias místicas (12,1), de pertenecer a Cristo y servirle (10,7; 11,23); se dicen apóstoles, mientras lo niegan de Pablo (11,5.13; 12,11), actúan en territorio ajeno (10,15-16), se erigen en modelo, mostrando su poca inteligencia (10,12-13), son agentes de Satanás (11,13-15).
Los adversarios de Pablo eran, sin duda alguna, judeocreyentes de Palestina; probablemente mostraban cartas de recomendación de Jerusalén. El blanco de sus ataques parece haber sido más la persona que la doctrina de Pablo, aunque alguna insistencia en la gloria y validez de la Ley antigua debían de poner, cuando Pablo establece una comparación entre la antigua y la nueva alianza (3,4-18).
Puntos teológicos notables de la carta son la libertad cristiana como opuesta a la Ley (3,17) y a la reconciliación de la humanidad efectuada por Dios con Cristo (5,18-21). Pero lo que la carta presenta, sobre todo, es la figura del apóstol, con su dignidad y su humildad, con una autoridad que excluye todo autoritarismo y afán de prestigio, que desconoce todo "principio de autoridad" y se considera válida sólo para hacer el bien (10,8; 13,7-10).
Pablo aparece en 2 Cor como el hombre dedicado, que no escatima esfuerzos ni se arredra ante dificultades.